Serie 'Acapulco' de Eugenio Derbez: la nostalgia vs la realidad del puerto
La serie 'Acapulco', producida por Eugenio Derbez, revive con cariño el encanto de los años 80 en el puerto. Quienes conocimos ese paraíso, ver su contraste con la ciudad actual es doloroso.
Un Acapulco que sí existió

En los años 80, incluso en los 90, Acapulco era un sueño: playas vibrantes, vida nocturna glamorosa, hoteles emblemáticos y una energía que lo convirtió en el destino favorito de México y del mundo. La serie Acapulco captura esa época: la música, los colores, las emociones… y para muchos, eso despierta recuerdos muy personales.
Yo lo viví. Y puedo decir que sí, ese Acapulco existió. Era real. Era mágico.
Pero hoy ese Acapulco ya no está

El paso del tiempo, la falta de planeación urbana, la violencia y, más recientemente, fenómenos devastadores como el huracán Otis en 2023 han transformado esa ciudad de ensueño en un lugar golpeado, herido, olvidado.
La serie Acapulco, disponible en Apple TV+, nos invita a recordar. Pero el contraste con lo que vemos hoy en la vida real resulta desgarrador para quienes amamos esa ciudad.
¿Está mal hacer una serie “bonita”?
No. La ficción y la comedia tienen derecho a existir. Y Eugenio Derbez, además, ha demostrado con hechos concretos que apoya a Acapulco, con donaciones importantes en momentos críticos, incluso a través de organizaciones como Direct Relief, que brindaron ayuda tras el huracán Otis.
Sin embargo, hay un punto que no se puede ignorar: la serie no fue grabada en Acapulco, sino en Puerto Vallarta. Usar el nombre de una ciudad real, cargada de historia y de crisis, pero recrearla en otro lugar sin dar contexto, convierte la producción en una especie de fantasía desconectada.
Y mientras vemos en la serie fiestas tropicales y postales vibrantes, en el Acapulco real:

La mítica discoteca Baby’O, ícono del turismo internacional, fue incendiada en 2021 por un grupo criminal y jamás volvió a abrir.
El famoso Hard Rock C afé de Acapulco, alguna vez punto de encuentro de turistas estadounidenses y símbolo del glamour noventero, cerró sus puertas hace años, borrado por el declive del destino.
Pero lo que sí podemos (y debemos) preguntarnos es esto:
¿Qué responsabilidad tenemos los creadores de contenido cuando representamos lugares reales que están sufriendo?
Nostalgia sin memoria es solo fantasía
Acapulco (la serie) es divertida. Es bien producida. Y sí, toca fibras sensibles para quienes fuimos parte de esa época.
Pero también debería abrir una conversación:
¿Qué pasó con ese Acapulco?
¿Cómo llegamos hasta aquí?
¿Qué podemos hacer para recuperarlo?
Y no hablamos solo del contexto social, sino también del cambio urbano y turístico que ha transformado por completo la experiencia de estar en Acapulco.

Hoy, el 'nuevo Acapulco' se ha desplazado hacia Punta Diamante, una zona de lujo con hoteles modernos, departamentos de alto nivel y centros comerciales cerrados. Sí, es bonito. Pero ya no es la bahía. Las playas ahí están abiertas al mar, con olas peligrosas, lo que hace imposible nadar tranquilamente como antes en Hornos, Condesa o Caleta. Es otro Acapulco… más exclusivo, menos accesible.
Y con ese cambio, también se perdió el alma de la ciudad turística:
Ya no se camina de noche por la costera entre restaurantes llenos de vida.
Ya no hay música saliendo de los bares abiertos o turistas admirando la vista de la bahía iluminada.
Ya no se sienten los hoteles vivos desde la calle.
Ahora, la diversión se esconde dentro de centros comerciales vigilados.
Lo espontáneo murió. Lo auténtico, también.
Esa desconexión entre lo que fuimos y lo que hoy queda es la verdadera herida. La serie Acapulco recuerda lo que fue, pero olvida por completo lo que ya no es.
La nostalgia no debería solo entretenernos. Debería movernos a la acción.

Acapulco no necesita solo ser recordado. Necesita ser reconstruido.
Y ahí es donde entra nuestro trabajo en RinconesDeMexico.com. Queremos contar historias que conecten pasado y presente. Que rescaten la belleza sin ignorar la herida. Que impulsen un turismo consciente, justo, regenerativo.
Porque Acapulco merece más que una postal bonita del pasado. Merece un futuro digno, y sí: también nuevas historias reales que inspiren al mundo.
¿Tú qué opinas?
¿Crees que la serie ayuda o perjudica la imagen de Acapulco?
Déjanos tu comentario o comparte este artículo para abrir la conversación.